Behind the Poster: The “Mail Art” Movement
Con ocasión del Día del Parc Léopold, el 10 de septiembre de 2022, la Casa de la Historia Europea organizó visitas guiadas de la exposición temporal «¡Cuando las paredes hablan!», dirigida por artistas de Ucrania, Rumanía y Eslovenia que participaron en la creación de las obras de arte. Lee la historia que está detrás del cartel...
Por Iosif Király, artista visual, arquitecto y educador, Bucarest (Rumanía)
El arte postal está considerado por sus promotores como la forma de arte más democrática, puesto que, como afirman algunos de ellos, se basa en la institución más democrática: el servicio de correos. Partiendo del sencillo axioma de que cualquiera que tenga acceso al servicio de correos puede convertirse en un artista postal, todas las acciones emprendidas desde esta red se atienen a determinadas normas inquebrantables: no hay censura, todas las obras presentadas se exponen y no está previsto devolver las obras enviadas. Sin embargo, cada participante recibe una publicación o una lista de todas las personas implicadas (nombres y direcciones) con la que pueden seleccionarse nuevos colaboradores o atraer la atención de otras personas que podrían desear entablar contactos para futuros proyectos. Además, las obras o los archivos de arte postal no tienen finalidad comercial.
Mientras que en el mundo del arte contemporáneo un objeto artístico debe ser validado por críticos, curadores, galeristas y coleccionistas antes de superar la prueba del tiempo, en el mundo del arte postal el objeto artístico solo recibe la validación de los trabajadores de los servicios postales. Es un reto duchampiano que fue «lanzado» al mundo por el artista del movimiento Fluxus Ray Johnson y su New York Correspondence School.
La red empezó a cristalizarse ya en la década de los años sesenta y alcanzó su apogeo en la década de los ochenta. Fue también por entonces cuando algunos artistas rumanos, en su mayoría de mi generación, comenzaron a practicar este arte. El espíritu del arte postal se orientaba a la comunicación, el libre intercambio de ideas artísticas, la superación de las fronteras culturales, la libertad y el cuestionamiento de tabúes sociales. En resumen, tendía hacia todo lo más temido por el régimen comunista de Rumanía (y por los regímenes totalitarios en general).
A causa de este factor, la actividad de los participantes en la red de arte postal fue objeto de vigilancia y censura. Hacia finales de la década de los ochenta, prácticamente estaba sofocada. Nunca estuve seguro de si mis mensajes llegarían a su destino o de si realmente me llegaban todos los mensajes que me enviaban a mí.
Hoy, cuando pienso en los años ochenta, no los recuerdo con placer, pero la aventura del arte postal es un hito que me parece cada vez más sólido y al que me siento cada vez más próximo aunque se esté alejando en el tiempo.
Fotografía de la carta: arte postal de Radu Igaszag, (nacido en 1953), Rumanía