Detrás del cartel: «Día de la Juventud»
Con ocasión del Día del Parc Léopold, el 10 de septiembre de 2022, la Casa de la Historia Europea organizó visitas guiadas de la exposición temporal «¡Cuando las paredes hablan!», dirigidas por artistas de Ucrania, Rumanía y Eslovenia que participaron en la creación de las obras de arte. Esta es la historia detrás del cartel.
Por Eda Čufer
¿Cuál es la historia de este cartel tan feo creado por el grupo de diseñadores Novi Kolektivizem en 1987?
En realidad, este cartel nunca llegó al lugar al que estaba destinado: los muros de las calles de la antigua República Federativa Socialista de Yugoslavia. Se diseñó para promover y celebrar una fiesta nacional anual llamada Dan Mladosti, «Día de la Juventud», que celebraba el cumpleaños del líder yugoslavo Josip Broz Tito. La propuesta pasó por las comisiones federales, que la seleccionaron como el mejor cartel y autorizaron que se publicara.
Pero en cuanto los resultados de la elección salieron en los medios de comunicación yugoslavos, estalló un escándalo. Un ingeniero, conocido como Grujic, reveló en un artículo que el cartel que las autoridades federales habían seleccionado y aprobado era en realidad una copia de un cuadro de propaganda nazi llamado Tercer Reich, pintado por Richard Klein en 1937. La parte que había sido copiada era claramente la figura tan fea del hombre desnudo, mientras que los símbolos nazis del cuadro original se habían sustituido por símbolos de la Yugoslavia socialista: el águila alemana por la paloma (símbolo de la paz), una bandera nazi con una esvástica por una bandera yugoslava con una estrella, y un emblema nazi por el emblema del Día de la Juventud. El hallazgo de Grujic provocó una enorme agitación pública y política que desembocó en la abolición de esta fiesta nacional constitutiva, que era bastante bonita. Así se anunciaba el principio del fin de la Yugoslavia socialista, que se desintegró oficialmente en 1991.
Para poder realmente comprender el significado y la importancia de este acontecimiento que ocurrió hace treinta y cinco años, tenemos que poner las cosas en contexto. Eric Hobsbawm definió el siglo XX como un siglo corto apretujado entre 1917 y 1989. El socialismo real y el comunismo se consideran, pues, las fuerzas principales que forjaron el siglo. Por el contrario, el «largo siglo XIX» (comprendido entre 1789 y 1914) estuvo marcado por la revolución industrial, el capitalismo y el imperialismo.
El nuevo país de Yugoslavia, que se incorporó al mapa de Europa en 1918, fue consecuencia de estos grandes cambios históricos. He podido identificar cuatro actores principales en la historia de este cartel. Se trata del socialismo y el comunismo; el fascismo y el nazismo; Josip Broz Tito, y el colectivo artístico llamado NSK.
Doy por sentado que los lectores están familiarizados con las ideologías mencionadas. ¿Pero quién fue Josip Broz Tito? El mariscal Tito se dio a conocer como líder y comandante de una doble guerra librada por los territorios de la antigua Yugoslavia. Por un lado, contra la ocupación fascista y nazi del país entre 1940 y 1945 y, por otro, la guerra civil contra el régimen monárquico y capitalista de la llamada «primera Yugoslavia». Tras la victoria de los socialistas y la fundación de la República, fue presidente de la «segunda Yugoslavia» hasta su muerte en 1980.
Ya en 1948, y durante toda su presidencia, Tito decidió que Yugoslavia no se plegaría a los dictados de Stalin y a la Unión Soviética. Esta escisión situó al país en una posición especial entre el Este y el Oeste a través del movimiento político de países no alineados que Tito inició. La ruptura de Tito con Stalin también tuvo como consecuencia el abandono del realismo social como estilo oficial y la aceptación del modernismo como estilo cultural del socialismo y comunismo yugoslavo.
Paso ahora a presentar al último actor, el colectivo artístico NSK. Novi Kolektivizem, autor de este cartel, es uno de los grupos de un colectivo artístico más amplio llamado NSK (Neue Slowenische Kunst o Nuevo Arte Esloveno), fundado en 1984 en Liubliana (Eslovenia) por tres grupos: el grupo de música y arte Laibach, fundado en 1980, el grupo de artes visuales Irwin y el grupo de teatro Scipio Nasice Sisters, ambos creados en 1983.
Para consolidar estos tres grupos en un colectivo más grande, los miembros fundaron el cuarto grupo, el departamento de diseño Novi Kolektivizem. En 1984 fui una de las fundadoras del grupo de teatro y, por tanto, también formé parte de la fundación de NSK. Al igual que yo, la mayoría de los miembros de NSK nacieron en 1961. Representábamos a una generación que no había vivido directamente la Segunda Guerra Mundial, la ocupación fascista y nazi ni la lucha partisana comunista. Nuestra percepción del pasado provenía de las historias de la heroica lucha comunista, del adoctrinamiento y de la propaganda. Nos criamos bajo la bandera de los pioneros. Éramos los cachorros de Tito, encargados de forjar un futuro brillante para el país, que se había fundado a través de una gran lucha histórica y muchísimos sacrificios. En 1980, cuando el país tenía cuarenta y dos años y nosotros unos veinte, la mayoría nos mudamos de nuestras provincias a la ciudad para estudiar en la universidad.
Entonces, la pregunta que queda por responder es: ¿cómo es posible que Novi Kolektivizem ganara el concurso para diseñar todo lo relacionado con el Día de la Juventud en 1987? Además de feo, el póster era extraño y anacrónico para su época. Debemos recordar que la gramática convencional del diseño y los códigos visuales-textuales en la Yugoslavia de los años ochenta eran modernistas, en transición hacia una gramática posmodernista, y NSK era el precursor de esta transición. En 1987, NSK ya contaba con legitimidad crítica y teórica, sobre todo a través de los escritos del grupo de teóricos llamados «lacanianos de Liubliana», que proponían una interpretación psicoanalítica del fenómeno NSK. A través de superposiciones coherentes de códigos visuales diferentes, que a menudo chocaban y resultaban incompatibles, NSK consiguió activar contenidos latentes del inconsciente colectivo. De este modo, apoyó e impulsó fuerzas transformadoras que existían de forma independiente en la sociedad en general.
Cuando la Organización Juvenil Eslovena (una organización socialista obligatoria de todas las repúblicas yugoslavas y una incubadora de jóvenes comunistas) recibió el encargo de organizar el próximo acto federal del Día de la Juventud, los dirigentes de los jóvenes comunistas eslovenos sabían lo que estaban haciendo al invitar a NK y NSK a diseñar el acto. Al ser una de las organizaciones juveniles que colaboraba estrechamente con el partido comunista esloveno, en el país que exigía con más fuerza reformas políticas, sociales y culturales federales, la Organización Juvenil Eslovena se nutrió del radicalismo vanguardista de NSK, de su inmunidad artística y de su capacidad para confundir las narrativas colectivas comúnmente aceptadas. Su objetivo eran los viejos comunistas que aún estaban en poder y recelaban de cualquier intento de reforma interna del país. Se aferraban a sus mitos de un pasado heroico. Irónicamente, a los miembros de la comisión que aprobó el cartel les gustó bastante su estética, que les recordaba los viejos tiempos.
Crédito del cartel: Día de la Juventud, por Novi Kolektivizem (NK), 1987