Juventud Rebelde
Crecer en Europa desde 1945 hasta la actualidad
(EXPOSICION TERMINADA 2020)
En los últimos 70 años, los jóvenes de Europa han pasado de ser testigos de la historia a ser un grupo que realmente hace historia. Esta exposición se centra en cuatro generaciones de jóvenes que se han hecho adultos en momentos clave de la historia europea: finales de la década de 1940, década de 1960, década de 1980 y década de 2000. En ella se recogen experiencias fundamentales de la juventud: la educación y el empleo, la formación de una identidad y el descubrimiento del amor.
Estas experiencias están inevitablemente marcadas por la política, la sociedad, la cultura y la economía de la época. Es muy diferente ser joven en una sociedad próspera y libre que serlo en una sociedad marcada por la pobreza o la represión política.
Los jóvenes de toda Europa rompen con los valores de sus padres y se ven como una generación distinta: «mi generación». Forjan su propia cultura con sus propios valores, valores por los que los jóvenes están dispuestos a luchar e incluso a morir.
Esta exposición está centrada en los jóvenes, pero no se dirige solo a ellos. Todos hemos sido jóvenes alguna vez y, aunque la juventud es fugaz, rara vez se olvida.
Galería de vídeos 1: historias detrás de los objetos
Una imagen vale más que mil palabras. Descubra cómo el soldado neerlandés Flip Peeters explicó sus experiencias en la guerra colonial contra la independencia indonesia (1948-1950), a través de ilustraciones gráficas que incluyó en cartas y en su diario. El diario estuvo expuesto en nuestra exposición temporal «Juventud Rebelde».
Juan Busquets se unió a los maquis, la resistencia armada al régimen del general Franco, a los veintiún años. Aquí explica la historia de la caja de música hecha a mano que prestó a nuestra exposición temporal «Juventud Rebelde»
Proceso de instalación de nuestra exposición temporal «Juventud Rebelde», que se centra en cuatro generaciones de jóvenes que se han hecho adultos en momentos clave de la historia europea: finales de la década de 1940, década de 1960, década de 1980 y década de 2000.
Galería de vídeos 2: historias detrás de los objetos
Los jóvenes europeos donaron objetos de protestas contra el cambio climático, incluida una copia del discurso de Greta Thunberg, pancartas de protesta y un «traje» hecho con restos de plásticos hallados en el mar. Se han colocado en un expositor especial en conexión con nuestra exposición temporal de «Juventud Rebelde».
Descubre a través de las fotografías de Olivia Heussler cómo los jóvenes de Zúrich participaron activamente en protestas durante la década de 1980. Una selección de sus imágenes se muestra en nuestra exposición temporal «Juventud Rebelde», en la sección «Entre la desesperación y la esperanza».
¿La generación silenciosa de Europa?
La Segunda Guerra Mundial dejó heridas profundas y traumáticas en los jóvenes y en sus familias: pérdida o separación de seres queridos, destrucción total de infraestructuras fundamentales para el día a día. Pero frente a escaseces y penalidades, los jóvenes seguían adelante con sus vidas. Los vestidos de boda hechos de seda de paracaídas y las tartas nupciales de cartón simbolizan el anhelo por crear una sensación de estabilidad y normalidad.
Por desgracia, el final de la guerra no siempre equivalió al fin de la violencia y a la paz para todo el mundo. En muchos países persistieron los conflictos armados y los movimientos de oposición. En lugar de disfrutar de la largamente anhelada libertad, los jóvenes, una vez más, se veían afectados por la violencia y eran duramente reprimidos. En los recién estrenados regímenes comunistas de Europa del Este, los jóvenes se involucraron en movimientos de resistencia, tanto pacíficos como armados.
Kokk llevaba la sierra a su espalda cuando fue víctima de un ataque relámpago. Fue alcanzado por una bala, pero la sierra la interceptó y Kokk resultó ileso. Pero en 1949 fue deportado a Siberia, donde falleció.
En la inmediata posguerra no existía aún un Europa una cultura específicamente juvenil. Sin embargo, las nacientes culturales juveniles de influencia estadounidense atrajeron a un gran número de jóvenes europeos deseosos de expresar su individualidad y su oposición al conformismo social. De este modo surgieron subculturas en casi todos los países: los teddy boys y los rockers en el Reino Unido, los blousons noirs en Francia, los teppisti en Italia, los nozem en los Países Bajos, los Halbstarken en Alemania, los bikinarze en Polonia, los jampecok en Hungría, los malagambisti en Rumanía, los potápkas o páseks en Checoslovaquia y los stilyagi en la Unión Soviética.
Las autoridades, tanto en el Este como en el Oeste, se alarmaron ante el auge de estas subculturas juveniles. Tanto los gobiernos como las fuerzas policiales conceptuaban cada vez a estos jóvenes como pandilleros y delincuentes, acosándoles por su apariencia.
La juventud y los movimientos juveniles de Europa expresaban el anhelo de una paz que solo se alcanzaría si ellos lograban superar las fronteras nacionales. La juventud se representaba hermosa, fuerte y —con símbolos de paz— unida internacionalmente en su lucha por la libertad. Se organizaron campamentos y encuentros juveniles a lo largo y ancho de Europa como vía de reconciliación.
Pero la Guerra Fría cambió esta situación cuando la Unión Soviética se hizo con el control de Europa del Este, aislándola y poniendo fin al trasiego cultural internacional. La juventud y los jóvenes pasaron a ser un arma clave en la guerra propagandística entre el Este y el Oeste.
La generación de la revolución
Entre desespero y esperanza
Las elevadas tasas de desempleo llevaron a muchos jóvenes a prolongar sus estudios y a retrasar la edad de su independencia. La frustración aumentaba también en Europa de Este, donde los jóvenes veían pocas oportunidades de progresar dentro de unos regímenes comunistas en decadencia. En la música joven empezó a menudear la expresión «No future». La postración económica, cultural y política inspiró nuevos géneros y subculturas. Así, por ejemplo, el movimiento punk pretendía ofender y causar escándalo con su crítica a la sociedad y estilo de vida de la Europa contemporánea.
En 1980-1981 se desencadenó una oleada de protestas callejeras, ocupaciones de viviendas y enfrentamientos violentos con las fuerzas policiales. Los jóvenes estaban descontentos con el sistema pero eran incapaces de encontrar alternativas.
El desempleo y las tensiones raciales y religiosas también ocasionaron sangrientos enfrentamientos, muchas veces con jóvenes implicados.
En el Este, las preocupaciones de los jóvenes se centraban más en la paz, la libertad y los derechos humanos. Aquí los jóvenes acabarían jugando un papel decisivo en los movimientos pro reforma y autonomía.
A principios de los ochenta, los cambios augurados por la revolución sexual parecían a punto de materializarse. El acceso a los métodos contraceptivos era cada vez más fácil y las mujeres iban ganando poder de decisión sobre sus cuerpos. Los jóvenes europeos se iniciaban en el sexo prematrimonial a edad cada vez más temprana. El sexo esporádico y sin compromiso ganaba cada vez más aceptación entre los jóvenes de ambos sexos. La homosexualidad se hacía más visible. Las relaciones sexuales se percibían libres de complicaciones. Pero el advenimiento del sida transformó radicalmente vidas y actitudes hacia la sexualidad.
Los jóvenes profesionales urbanos o yuppies fueron los «ganadores» de la recuperación económica de los ochenta, mostrando su éxito en todas las facetas de sus vidas. El videoclip, producto altamente visual y comercial, puso de relieve el creciente internacionalismo y la cada vez mayor atención a la imagen de la cultura juvenil. A primeros de los noventa, la movilidad en la educación y el empleo, junto con el aumento del nivel de vida y el debilitamiento de las divisiones políticas, crearon una imagen abierta y cosmopolita de la juventud europea.